Inducción
a procesos pedagógicos – Actividad semana 4
Adriana
Isabel Restrepo Pérez
La
educación en Colombia concebida desde ideologías neoliberales
Considerando todos los temas abordados
durante este curso, podría expandirme en un tratado acerca de mis creencias y
principios con respecto a la educación y a los procesos de enseñanza,
aprendizaje y evaluación. No obstante, en este último escrito deseo enfocarme
en el neoliberalismo y la globalización de la educación en Colombia, y más
específicamente, la educación y las reformas lingüísticas en nuestro país,
teniendo en cuenta que soy una instructora de lenguas extranjeras y que me
inclino siempre por las discusiones alrededor de este tema.
Para comenzar, quisiera mencionar que
la globalización no es un fenómeno nuevo y que afecta no sólo a la economía,
como la gente podría pensarlo, sino que también afecta a la política, la
cultura, la tecnología y la ecología. Más específicamente, afecta a la
educación y sus políticas alrededor del mundo y en Colombia. La educación en
Colombia y en cada rincón del mundo está en el proceso, o ya se ha vuelto, un
asunto de negocio y marketización. Las ideas del capitalismo han sido impuestas
por los gobiernos y los administradores educativos, sirviendo a los intereses
de las clases altas y desconociendo que no es un servicio sino un derecho que
todos los ciudadanos tenemos. Ellos sólo piensan en términos de productividad,
mano de obra y competitividad, preparando a la gente a no pensar y ser críticos
y analíticos, sino a obedecer, trabajar y contribuir al desarrollo económico
del país.
Tristemente, esto último es lo que he
venido observando que sucede en nuestra institución Sena. Con el fin de
preparar personal para el trabajo, se busca formar a las personas en corto
tiempo para que salgan a satisfacer las necesidades del mercado y del principal
cliente que son las empresas. He visto con cierto descontento, para decirlo de
una manera cruda, que los egresados de nuestra institución constituyen la mano
de obra barata que el sistema capitalista de nuestro país requiere para llenar
las empresas y está lejos de, como se clama en los documentos institucionales,
formar ciudadanos críticos que cuestionen el status quo y que puedan acceder a
mejores oportunidades de movilidad social.
En segundo lugar, las políticas que se han venido implementando en
la enseñanza y aprendizaje de lenguas extranjeras en nuestro contexto son
arbitrarias, en mi opinión, y no reconocen lo que ha sido localmente creado
entre los investigadores y académicos de nuestras universidades, lo cual se
relaciona directamente con la obstinación gubernamental de adoptar estándares
internacionales que no corresponden a nuestras necesidades reales sino que
responden a los intereses de negocios y su preocupación por silenciar las voces
de las personas, haciéndolas ignorantes e incapaces de reaccionar en contra de
un sistema que viola sus derechos.
Éste es el caso que tenemos con el Plan Nacional de Bilingüismo. Es
claro que el inglés se ha vuelto importante en Colombia porque tiene privilegio
y se dice que proporciona competitividad en el mercado global. Esta situación
se ve desde una perspectiva instrumentalista para acceder al mercado laboral y
tener acceso a la educación superior. El PNB ha sido concebido para las élites
bilingües, a las que pertenecen las personas que pueden darse el lujo de viajar
a otros países y tener acceso a la televisión por cable (o digital), internet y
demás formas de ciencia y tecnología. También son personas que tienen acceso a
la educación y que tienen un buen nivel de vida (Guerrero, 2008).
Pensando en el tipo de aprendices que tenemos en el Sena, noto que
para ellos el inglés se vuelve una carga y un obstáculo para certificarse en
sus programas de formación y ocasiona, generalmente, un alto nivel de desmotivación,
sentimientos de frustración y, en muchos casos, deserción. Nuestros aprendices
no son el tipo de personas para las que el PNB, concebido desde el CEFR, fue
pensado. Si desde el Sena se concibiera una estrategia que realmente
respondiera a las necesidades en lengua extranjera de sus aprendices, estoy
segura de que se haría un mejor trabajo y se dejaría de ver al inglés como un
relleno o un impedimento para certificarse. Estoy segura de que lo que
necesitamos no es exactamente lo que se ha adoptado de sistemas educativos de
gobiernos extranjeros sino una educación que sirva a nuestros intereses de
tener más movilidad social y que cree entre nosotros una conciencia crítica que
nos permita actuar por tener más igualdad y justicia social a través de la educación.
Aunque me siento afortunada de poder compartir otros puntos de
vista con personas que no hacen parte de una histeria colectiva que nos
contamina todos los días, todos estos asuntos me preocupan realmente, ya que
hemos sido convencidos con los argumentos de las personas y entidades poderosas
y creemos en todo lo que nos dicen. Igualmente, me siento preocupada porque la
calidad de la educación en nuestro país está disminuyendo progresivamente y no
constituye una prioridad para nuestro gobierno neoliberal.
Como maestros, tal como lo propone Shohamy (2006), debemos ser conscientes,
asumir puntos de vista críticos y políticos, negociar alternativas y ser
activistas. Considero que debemos investigar y publicar para que más personas
puedan tener acceso a más posiciones críticas con respecto a las políticas
educativas y lingüísticas que el gobierno colombiano nos está imponiendo para
que de tal manera podamos crear comunidades poderosas que mejoren la calidad de
la educación en nuestro contexto.
Referencias
Guerrero, C. H. (2008). Bilingual
Colombia: What does it mean to be bilingual within the framework of the
National Plan of Bilingualism? Profile:
Issues in professional development, 10, 27-45.
Shohamy, E. (2006). Language policy: hidden agendas and new approaches. New York:
Routledge.